El Viajero en el Monasterio.
El simple hecho de pensar en el camino que tengo por delante me intimida, atravesar dos provincias enteras con sus regiones diversas; planicies, valles, montañas y ríos. Encontrarme con pobladores de culturas y credos distintos, comerciantes, soldados, peregrinos e !incluso bandidos! Cuidar en todo momento mis raciones de agua, alimento, pertrechos, animales de carga, mi campamento, y sobre todo siempre vigilar e interpretar correctamente el clima, del que dependo para no fracasar; cuidar mi salud, guardar bien mi dinero. . . ¡Planear todo esto es agobiante! Duermo muy poco preocupado en cada detalle del viaje, y desde luego por mi familia, que dejare sola por meses. Mi edad es un tema a parte, como usted sabe, el pasar de los años provoca estragos en el cuerpo. . . ¡Maestro! a caso ¿Debo postergar mi viaje hasta tener todo bajo control? O a caso ¿Deberé desistir antes de comenzar? ----- El Monje, con voz humilde respondió ------ Todo hombre tiene un camino que recorrer, y todo camino;