Hace miles de años existió un rey que habiendo concedido tres hijos pensó en lo injusto de decidir elegir sucesor por el mero hecho del momento del nacimiento, amando a los tres por igual. Por lo que decidió enviarles lejos de él a lugares diferentes donde se criarían no como príncipes sino como simples plebeyos.
Transcurridos los años que su majestad estimó conveniente decidió evaluar el hacer de sus hijos en todo este tiempo (sepan ustedes que el rey durante todo este tiempo siempre estuvo cerca de ellos como un benefactor encubierto).
Primero visitó a su hijo pequeño.
-Buenos días granjero, dijo el Rey ( su pequeño se crió en una granja, y ahora era un joven y fuerte granjero).
-Buenos días señor benefactor¿ Qué le trae por aquí en estos momentos?
-Una simple curiosidad¿ Si te dieran la oportunidad de ser rey qué harías por tu pueblo?.
-Eso es fácil benefactor, les quitaría todas sus tierras, y le pondría a trabajar para mi, a que sufrieran como yo sufro los largos inviernos y los calurosos veranos aquí en el campo.
-Muy bien granjero, te dejo con tu trabajo ya que mi curiosidad ha sido saciada.
El rey se marchó pensativo en busca de su hijo mayor, que se había criado con un comerciante de piedras preciosas; resultó ser raudo e intrépido y ahora la fortuna del comerciante se había triplicado por lo menos, el rey pregunto a su hijo.
-Buenos día comerciante ¿ te puedo hacer una pregunta?
-Como no benefactor ,aquí yo estoy para servirle.
-Muy bien responde que harías si te dieran la oportunidad de ser rey.
-Oh, j aja a aja, sería el dueño y señor de todas la fronteras de todo el comercio, ningún trato se le negaría al rey, mis arcas estarían repletas, todos los negocios seria mios aja ay benefactor eso sería perfecto.
El rey obtuvo nuevamente su respuesta y marcho en busca de su hijo mediano; este se crió en el pueblo con un matrimonio de artesanos, pero a pesar de ello el ahora era el maestro del pueblo.
-Buenos días don benefactor¿ qué le trae por aquí tan pronto?.
-Bueno maestro, me gustaría preguntarte algo.
-Muy bien , espero saber responderlo.
-Si te diera la oportunidad de ser Rey ¿ Qué harías por tu pueblo?.
-bueno, eso querido amigo es imposible, mi vida es plena tal cual, además pronto seré un hombre casado no se si mi prometida me querría igual siendo rey.
-Venga por favor, contesta a este pobre viejo¿ qué harías por tu pueblo?
-Bien, lo único , que se hacer y que creo todo pueblo necesita, sembraría la cultura, crearía escuelas, formaría a oficiales que enseñaran oficios, e incluso amigo me atrevería a crear una universidad en nuestro pueblo.
-Ves joven no era tan difícil, gracias por tu respuesta ahora debo partir.
Transcurrido un tiempo el rey convocó en palacio frente a su pueblo a sus tres hijos y les dijo:
-He aquí mis tres hijos. Cuando eran niños renuncié a ellos en beneficio de mi pueblo para elegir el mejor sucesor del trono, y por fin os puedo mostrar el que será vuestro Rey.
-Mirad mi hijo pequeño, el tendrá un palacio, tendrá criados que lo ayudarán con sus tierras, pero nunca será rey, pues su corazón no ha aprendido de la adversidad, no se ha solidarizado con el granjero, si no que se ha endurecido y olvidado de ellos.
-Mirad también a mi primogénito, tan inteligente y diestro, tú hijo mio también tendrás un palacio y no me cabe la menor duda de que serás inmensamente rico, aunque hijo a veces me pregunto, si será igual de rico de corazón….. Tú hijo mio nunca podrás ser Rey, por que en tú camino hacia la riqueza nadie quieres como compañero, sólo tú y el dinero.
El auditorio comenzó a murmurar ¡!Vaya hijos tiene el rey!!!, ellos agacharon la cabeza.
Finalmente el rey exclamó, con vos muy fuerte:
-He aquí vuestro Rey, mi hijo del medio, que es a su vez el maestro del pueblo. La decisión la tomé cuando al preguntarle que haría por su pueblo como Rey, me respondió “sembraría cultura”, sólo por eso comprendí que este mi segundo hijo pensó en el bienestar de su pueblo en comunidad y no sólo en el suyo propio al responder mi pregunta.
El segundo Hijo del rey fue aclamado como nuevo monarca y en contra de sus temores si se llegó a producir el casamiento.

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